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Catequesis del Papa: La compasión “es una característica esencial de la misericordia de Dios”

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El Papa Francisco en su Audiencia general en la Plaza de San Pedro – AP

27/04/2016 10:05
 

 

(RV).- La parábola del buen samaritano ha sido el centro de la catequesis del Papa Francisco en la última audiencia general de este mes de abril.

“En los gestos concretos de misericordia del buen samaritano reconocemos el modo de actuar de Dios, que se ha revelado en la historia por medio de acciones marcadas por la compasión. Él no ignora nuestros dolores y sabe cuánto necesitamos de su ayuda y consuelo, se hace cercano y no nos abandona nunca”, explicó el Obispo de Roma.

Con la parábola del buen samaritano Jesús “nos enseña que para heredar lavida eterna tenemos que amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos” ya que “no es automático que quien frecuenta la casa de Dios y conoce su misericordia sepa amar al prójimo”.

“El amor cristiano es un amor comprometido que se hace concreto en la vida”, dijo el Pontífice quien agregó que “el verdadero amor tampoco hace distinciones entre personas, sino que ve a todos como prójimos que necesitan de nuestra ayuda y cercanía”.

Al finalizar, el Papa aseguró que “si queremos heredar la vida eterna, no podemos ignorar el sufrimiento de los hombres, si lo hiciéramos estaríamos ignorando a Dios” e invitó a acoger “la llamada de Jesús a ser buenos samaritanos y a hacernos siervos los unos de los otros, como Él nos ha enseñado”.

(Mercedes De La Torre – Radio Vaticano)

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco

 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy reflexionamos sobre la parábola del buen samaritano (Cfr. Lc 10,25-37). Un doctor de la Ley pone a prueba a Jesús con esta pregunta: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?» (v. 25). Jesús le pide dar a él mismo la respuesta, y él lo da perfectamente: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo» (v. 27). Jesús entonces concluye: «obra así y alcanzarás la vida» (v. 28).

Entonces aquel hombre hace otra pregunta, que se hace muy preciosa para nosotros: «¿Y quién es mi prójimo?» (v. 29), y presupone: “¿mis parientes? ¿mis connacionales? ¿Aquellos de mi misma religión?…”. En fin, quiere una regla clara que le permita clasificar a los demás en “prójimo” y “no prójimo”, en aquellos que pueden convertirse en prójimos y en aquellos que no pueden hacerse prójimos.

Y Jesús responde con una parábola, que pone en escena a un sacerdote, un levita y un samaritano. Los dos primeros son figuras relacionadas con el culto del templo; el tercero es un judío cismático, considerado como un extranjero, pagano e impuro, es decir el samaritano. En el camino de Jerusalén a Jericó el sacerdote y el levita se encuentran con un hombre moribundo, que los ladrones han asaltado, robado y abandonado. La Ley del Señor en situaciones símiles preveía la obligación de socorrerlo, pero ambos pasan de largo sin detenerse. Tenían prisa. El sacerdote, tal vez, ha mirado el reloj y ha dicho: “pero, llegare tarde a la Misa… Debo decir la Misa”. Y el otro ha dicho: “pero, no sé si la Ley me lo permite, porque hay sangre ahí y quedare impuro…”. Van por otro camino y no se acercan. Y aquí la parábola nos ofrece una primera enseñanza: no es automático que quien frecuenta la casa de Dios y conoce su misericordia sepa amar al prójimo. ¡No es automático! Tú puedes conocer toda la Biblia, tú puedes conocer todas las normas litúrgicas, tú puedes conocer toda la teología, pero del conocer no es automático el amar: el amar tiene otro camino, el amor tiene otro camino. Con inteligencia, pero con algo más… El sacerdote y el levita ven, pero ignoran; miran, pero no proveen. Ni siquiera existe un verdadero culto si ello no se traduce en servicio al prójimo. No lo olvidemos jamás: ante el sufrimiento de tanta gente agotada por el hambre, por la violencia y la injusticia, no podemos permanecer como espectadores. ¡Ignorar el sufrimiento del hombre, ¿qué cosa significa? Significa ignorar a Dios! Si yo no me acerco a aquel hombre, a aquella mujer, a aquel niño, a aquel anciano o aquella anciana que sufre, no me acerco a Dios.

Pero, vayamos al centro de la parábola: el samaritano, es decir, aquel despreciado, aquel sobre quien nadie habría apostado nada, y que de todos modos también él tenía sus deberes y sus cosas por hacer, cuando vio al hombre herido, no pasó de largo como los otros dos, que estaban relacionados con el Templo, sino «lo vio y se conmovió» (v.33). Así dice el Evangelio: “Tuvo compasión”, es decir, ¡el corazón, las vísceras, se han conmovido! Esta ahí la diferencia. Los otros dos “vieron”, pero sus corazones permanecieron cerrados, fríos. En cambio, el corazón del samaritano era sintonizado con el corazón de Dios. De hecho, la “compasión” es una característica esencial de la misericordia de Dios. Dios tiene compasión de nosotros. ¿Qué cosa quiere decir? Sufre con nosotros, nuestros sufrimientos Él lo siente. Compasión: “compartir con”. El verbo indica que las vísceras se mueven y tiemblan a la vista del mal del hombre. Y en los gestos y en las acciones del buen samaritano reconocemos el actuar misericordioso de Dios en toda la historia de la salvación. Es la misma compasión con la cual el Señor viene a encontrar a cada uno de nosotros: Él no nos ignora, conoce nuestros dolores, sabe cuánta necesidad tenemos de ayuda y consolación. Esta cerca y no nos abandona jamás. Pero podemos, cada uno de nosotros, hacernos la pregunta y responder en el corazón: “¿Yo lo creo? ¿Yo creo que el Señor tiene compasión de mí, así como soy, pecador, con tantos problemas y tantas cosas?”. Pensar en esto y la respuesta es: “¡Sí!”. Pero, cada uno debe mirar en el corazón si tiene la fe en esta compasión de Dios, de Dios bueno que se acerca, nos cura, nos acaricia. Y si nosotros lo rechazamos, Él espera: ¡es paciente! Siempre junto a nosotros.

El samaritano se comporta con verdadera misericordia: venda las heridas de aquel hombre, lo lleva a un albergue, lo cuida personalmente, provee a su asistencia. Todo esto nos enseña que la compasión, el amor, no es un sentimiento vago, sino significa cuidar al otro hasta pagar personalmente. Significa comprometerse cumpliendo todos los pasos necesarios para “acercarse” al otro hasta identificarse con él: «amaras a tu prójimo como a ti mismo». Este es el mandamiento del Señor.

Concluida la parábola, Jesús devuelve la pregunta al doctor de la Ley y le pide: «¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?» (v. 36). La respuesta es finalmente inequivocable: «El que tuvo compasión de él» (v. 37). Al inicio de la parábola para el sacerdote y el levita el prójimo era el moribundo; al final el prójimo es el samaritano que se ha hecho cercano. Jesús cambia la prospectiva: no clasificar a los demás para ver quién es el prójimo y quién no lo es. Tú puedes hacerte prójimo de quien se encuentra en la necesidad, y lo serás si en tu corazón tienes compasión, es decir, tienes esa capacidad de sufrir con el otro.

¡Esta parábola es un estupendo regalo para todos nosotros, y también un compromiso! A cada uno de nosotros Jesús repite lo que le dijo al doctor de la Ley: «Ve, y procede tú de la misma manera» (v. 37). Estamos todos llamados a recorrer el mismo camino del buen samaritano, que es la figura de Cristo: Jesús se inclinó hacia nosotros, se ha hecho nuestro siervo, y así nos ha salvado, para que también nosotros podamos amarnos como Él nos ha amado, del mismo modo. ¡Gracias!

(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)

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Noticias

8 de Abril – Día Internacional de oposición a los alimentos transgénicos

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El Día Internacional de la Oposición a los Transgénicos 2024, una efeméride que acontece cada 8 de abril y que tiene por meta alertar a la población de todo el mundo acerca de los graves peligros que se esconden detrás del empleo de estos cultivos.

Hablamos con Liz García, investigadora de Base de Investigaciones Sociales de Paraguay.

 

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Nacionales

El MTESS y Defensa Pública implementarán plan conjunto para precautelar los derechos laborales

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El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS) y el Ministerio de la Defensa Pública coincidieron en la implementación de un plan experimental que permita garantizar, principalmente a las personas en situación de vulnerabilidad, el acceso a una representación legal para la protección de sus derechos laborales.

Así acordaron durante una reunión celebrada el pasado miércoles en la sede del MTESS, la ministra de Trabajo, Mónica Recalde, y la ministra de la Defensa Pública, Lorena Segovia.

El plan piloto permitirá a las personas que asisten a las audiencias de conciliación del Ministerio de Trabajo y no llegan a una solución concertada con sus ex empleadores, conocer y acceder a los servicios ofrecidos por la Defensa Pública en materia laboral. “Tenemos en la Defensa Pública abogados laboralistas que prestan servicios gratuitos a las personas de escasos recursos”, informó la ministra Segovia.

«Con esta colaboración entre el Ministerio de Trabajo y la Defensa Pública, cerramos el círculo en cuanto a la defensa de los derechos de los trabajadores. Es fundamental garantizar que todas las personas, independientemente de su situación económica, tengan acceso a una representación legal adecuada para proteger sus derechos laborales en el ámbito judicial», complementó el viceministro de Trabajo, César Segovia, quien acompañó el encuentro junto con la directora general de Seguridad Social del MTESS, Alejandra Garcete, y el director de Trabajo, Jesús Echauri.

Al respecto conversamos con el Vice Ministro del Trabajo, Cesar Segovia.

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Iglesia

Postulador general de los OMI de visita al Chaco

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El P. Diego Sáez Martín OMI es el Postulador General de la Congregación de los Oblatos de María Inmaculada, se encuentra realizando una serie de visitas dentro de lo que se denomina «Causa Mons. Pedro Shaw – Pa’i Puku».

Los encuentros iniciaron desde su llegada al Paraguay, que fue el domingo 3 de marzo y con una nutrida agenda. Todo esto es dentro del proceso de llevar a los altares al Mons. Pedro Shaw OMI.

Misionero santo en el Chaco paraguayo (1925 – 1984)

Andaba a caballo, en cachapé y a veces a pie, por áridos desiertos y por extensos bañados, atravesando ríos y riachos, pantanos plagados de toda clase de insectos y alimañas, mosquitos, polvorines y otros, no conoce ni tiempo, ni hora, ni fronteras y tampoco límites en cuanto a y para su constitución física…

El P. Diego Sáez OMI y el P. Miguel Fritz OMI, llegaron hasta radio Pa’i Puku para hablar de la visita y del proceso en que se encuentra la Causa Pa’i Puku.

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