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En la maΓ±ana del jueves 8 de diciembre, durante la Solemnidad de la Inmaculada ConcepciΓ³n, tupΓ£sy Ka’akupe Γ‘ra, Mons. Ricardo Valenzuela, Obispo de CaacupΓ©, celebrΓ³ la Santa Misa de las 6:00 hs.
El tema que desarrollΓ³ fue β€œLa Virgen MarΓ­a convoca a los laicos para encarnar la palabra”.
Compartimos el enlace del audio de la homilΓ­a completa
AsunciΓ³n, 8 de diciembre del 2022
Oficina de ComunicaciΓ³n y Prensa de la CEP
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Francisco anima a los movimientos eclesiales a mantenerse siempre en camino

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Se ha publicado el video con la intenciΓ³n de oraciΓ³n del Santo Padre para mayo de 2023. El PontΓ­fice invita a rezar Β«para que los movimientos y grupos eclesiales redescubran cada dΓ­a su misiΓ³n, una misiΓ³n evangelizadora, y que pongan sus propios carismas al servicio de las necesidades del mundo. Al servicioΒ».

SebastiΓ‘n SansΓ³n Ferrari – Ciudad del Vaticano

«‘Los movimientos eclesiales son un don, son la riqueza en la Iglesia! ‘Esto son ustedes!». Estas son las palabras del Santo Padre en el video difundido en la tarde de este martes 2 de mayo a través de la Red Mundial de Oración del Papa, en el que el Pontífice anima a los movimientos y grupos eclesiales a redescubrir su misión evangelizadora.

El Sucesor de Pedro sostiene que estas organizaciones Β«renuevan la Iglesia con su capacidad de diΓ‘logo al servicio de la misiΓ³n evangelizadoraΒ», Β«redescubren cada dΓ­a en su carisma nuevas formas de mostrar el atractivo y la novedad del EvangelioΒ».

«¿Cómo lo hacen?», se pregunta el Obispo de Roma, y añade: «Hablando idiomas diferentes, parecen diferentes, pero es la creatividad que crea esas diferencias. Pero entendiéndose siempre y haciéndose entender».

Β«Y trabajando al servicio de los Obispos y las parroquias para evitar cualquier tentaciΓ³n de encerrarse en sΓ­ mismos, que este puede ser el peligro, ΒΏno?Β», continΓΊa.

Luego, dirige dos exhortaciones: la primera es a mantenerse siempre en movimiento, Β«respondiendo al impulso del EspΓ­ritu Santo, a los desafΓ­os, a los cambios del mundo de hoyΒ». La segunda es a mantenerse en la armonΓ­a de la Iglesia, pues esta Β«es un don del EspΓ­ritu SantoΒ».

El mensaje concluye con la peticiΓ³n de dedicar el mes de mayo a rezar Β«para que los movimientos y grupos eclesiales redescubran cada dΓ­a su misiΓ³n, una misiΓ³n evangelizadora, y que pongan sus propios carismas al servicio de las necesidades del mundo. Al servicioΒ».

La variedad de carismas

Este video fue realizado en colaboraciΓ³n con elΒ Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, segΓΊn informa un comunicado de la Red Mundial de OraciΓ³n del Papa, una de cuyas tareas es acompaΓ±ar el nacimiento y el desarrollo de las asociaciones de fieles y movimientos eclesiales.

La pieza audiovisual narra trozos de sus vidas, en contextos muy diferentes. Las historias van desde los scouts portugueses en peregrinaciΓ³n con la cruz de la Jornada Mundial de la Juventud hasta los jΓ³venes del Movimiento EucarΓ­stico Juvenil en su congreso internacional, en adoraciΓ³n ante la EucaristΓ­a, entre otras experiencias. Es decir, muestra tantos carismas diferentes, pero con una ΓΊnica misiΓ³n: anunciar el Evangelio en diversos ambientes y de diversas maneras.

Internacional, intergeneracional, plurivocacional

De acuerdo con Linda Ghisoni, Subsecretaria del Dicasterio, estas instituciones Β«son un gran don para la Iglesia en las sociedades actuales: son, en efecto, portadores de una creatividad que se renueva continuamente para dar testimonio de Jesucristo y de la buena noticia del Evangelio a los hombres y mujeres de hoy en las circunstancias mΓ‘s diversas y con acciones muy concretas. Son realidades internacionales, intergeneracionales, plurivocacionales, con un potencial formativo probado, y estΓ‘n llamadas a no encerrarse nunca en sΓ­ mismas, sino a vivir su vocaciΓ³n y su misiΓ³n autΓ©nticamente eclesiales”.

En movimiento

El P. FrΓ©dΓ©ric Fornos S.J., Director Internacional de laΒ Red Mundial de OraciΓ³n del Papa, comentΓ³ acerca de esta intenciΓ³n: β€œDe alguna manera, Francisco se detiene en una nota fundamental de estos movimientos eclesiales: que sigan en movimiento. Que sigan β€˜respondiendo al impulso del EspΓ­ritu Santo, a los desafΓ­os, a los cambios del mundo de hoy’, que sigan despertando, segΓΊn su propio carisma, β€˜la misiΓ³n evangelizadora de la Iglesia de tantos laicos comprometidos en vivir y testimoniar el Evangelio en las realidades ordinarias de la vida, en el trabajo, en el mundo educativo, social, cultural’. AcompaΓ±emos al Papa Francisco en esta importante intenciΓ³n de oraciΓ³n, y roguemos como Juan Pablo II, mientras esperamos la fiesta de PentecostΓ©s: β€˜Β‘Ven, EspΓ­ritu de vida, EspΓ­ritu de verdad, EspΓ­ritu de comuniΓ³n y de amor! La Iglesia y el mundo tienen necesidad de ti. Β‘Ven, EspΓ­ritu Santo, y haz cada vez mΓ‘s fecundos los carismas que has concedido!’”.

Sobre El Video del Papa

Se trata de una iniciativa global oficial para difundir las intenciones de oraciΓ³n mensuales del Santo Padre. Desde 2016, el Video del Papa ha sido visto mΓ‘s de 196 millones de veces en todas las redes sociales del Vaticano. EstΓ‘ traducido a 23 idiomas y tiene cobertura de prensa en 114 paΓ­ses.

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35 AΓ‘OS DEL ENCUENTRO DEL PAPA JUAN PABLO II CON LOS INDIGENAS EN LA MISIΓ“N DE SANTA TERESITA

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ENCUENTRO DEL PAPA JUAN PABLO II
CON LOS INDIGENAS EN LA MISIΓ“N DE SANTA TERESITA

Mariscal Estigarribia
Martes 17 de mayo de 1988

 

AmadΓ­simos hermanos indΓ­genas del Paraguay:

1. YmΓ‘ gΓΌivΓ©ma, aimesΓ© pendendivΓ©. Ha pΓ©ina Γ‘ga, aimema pendeapytΓ©pe. (Hace ya mucho tiempo que he querido estar con vosotros. Y heme aquΓ­ ahora, ya estoy entre vosotros).

Desde esta misiΓ³n de Santa Teresita quiero dirigirme a losΒ nivaclΓ©, guaranΓ­es occidentales y guaranΓ­es Γ±andeva; a losΒ lengua, sanapanΓ‘, angaitΓ©, toba maskoy, guanΓ‘, manjui, toba qom, makΓ‘, ayoreo; y a losΒ achΓ©, mbyΓ‘ apyterΓ©, avΓ‘ chiripΓ‘, y pai tavytera. SΓ© que para muchos de vosotros ha supuesto un verdadero esfuerzo venir a este encuentro con el Papa, ya que habΓ©is tenido que atravesar las inmensas llanuras del Chaco paraguayo. Me conmueve este sacrificio para estar hoy todos juntos. Llegue tambiΓ©n mi saludo a los chaqueΓ±os y pobladores indΓ­genas, tanto a los nacidos en este suelo, como a los que han venido de otros lugares para vivir y trabajar en esta tierra.

Asimismo me dirijo a todos vuestros hermanos llegados de otras partes del continente americano: a los que vienen de Bolivia y Brasil. Os ruego que hagΓ‘is llegar igualmente mi saludo de gozo y paz en el SeΓ±or a todos vuestros pueblos y familias. Saludo tambiΓ©n a vuestros Pastores, a los sacerdotes, a los misioneros, misioneras y catequistas, en particular de la diΓ³cesis de BenjamΓ­n Aceval y del vicariato apostΓ³lico del Chaco paraguayo. A todos agradezco el afecto y el cariΓ±o que me habΓ©is manifestado.

2. Se va acercando elΒ gran acontecimientoΒ del V centenario de laΒ evangelizaciΓ³nΒ de AmΓ©rica. Esta fecha, que es motivo de alegrΓ­a para toda la Iglesia, lo es de un modo muy especial para vosotros. Dios β€œquiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1TmΒ 2, 4). Por eso, confiΓ³ a sus ApΓ³stoles y a la Iglesia enteraΒ la misiΓ³nΒ de ir y hacer discΓ­pulos a todas las gentes, bautizΓ‘ndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del EspΓ­ritu Santo, y enseΓ±Γ‘ndoles a guardar lo que El les habΓ­a mandato (cf.Β MtΒ 28, 19-20).Β En cumplimiento de este mandato de Cristo, a lo largo de cinco siglos, fueron llegando hombres y mujeres, impulsados por un gran amor a Dios y a los habitantes de estas maravillosas tierras, sin otro objetivo que el de difundir la luz de la fe y injertar la nueva vida, la vida de la gracia, en sus corazones.

Por la fe el hombre llega a unΒ conocimiento mΓ‘s pleno de Dios, y adquiere tambiΓ©n unaΒ dimensiΓ³n mΓ‘s profunda de su dignidadΒ como persona, que es comΓΊn aΒ todos los hombres. En efecto, como enseΓ±a el Concilio Vaticano II, β€œtodos ellos, dotados de alma racional, creados a imagen y semejanza de Dios, tienen la misma naturaleza y el mismo origen; y, porque, redimidos por Cristo, disfrutan de la misma vocaciΓ³n y de idΓ©ntico destino” (Gaudium et spes, 29).Β  En virtud de nuestro origen comΓΊn, todos somosΒ igualesΒ en dignidad, sin distinciΓ³n de raza, lengua o naciΓ³n. Ya no hay, como dice el ApΓ³stol, ni judΓ­o, ni griego, ni bΓ‘rbaro (cf.Β ColΒ 3, 11),Β  porque todos hemos sido llamados a ser β€œfamiliares de Dios” (EfΒ 2, 19).

Este hecho primordial de que todos hayamos salido de las manos de Dios lleva consigo enormes consecuencias para la persona, como individuo y como familia humana. La primera es queΒ todos somos hermanos por tener un mismo Padre: Dios. Pensad, queridos habitantes de estas tierras, lo que debe significar para vuestras vidas y comportamiento profesar de veras que realmenteΒ sois hermanos, miembros de una sola familia.

Estos lazos estrechΓ­simos en el plano de la naturaleza han sido definitivamente sellados por la redenciΓ³n de Cristo, que nos permite compartir la nueva vida de la gracia que El conquistΓ³ para nosotros en la cruz, y que nos hace formar parte del pueblo elegido de Dios. La fraternidad que debe reinar en el gΓ©nero humano ha de llevar en efecto, a unaΒ colaboraciΓ³n y solidaridadΒ entre todos los hombres y los pueblos, que permita el desarrollo de todos, respetando las propias peculiaridades (cf.Β Sollicitudo rei socialis, 33).

3. El hombre es superior a todas las demΓ‘s criaturas de la tierra, porque es capaz de conocer y amar a Dios. Por esto, no puede dejarse arrastrar por los instintos, ya queΒ su condiciΓ³n de hijo de Dios le debe llevar a comportarse conforme a tal dignidad, observando los diez mandamientos dados por Dios a MoisΓ©s (cf.Β ExΒ 20, 1-17),Β y que Cristo ha elevado y perfeccionado con el mandamiento nuevo del amor (cf.Β JnΒ 13, 34).

Sin embargo, nuestra conciencia y nuestra experiencia nos ponen de manifiesto un hecho doloroso, esto es, que existe en nuestro interior una inclinaciΓ³n al pecado, una tendencia hacia modos de vida que se oponen a la ley de Dios y al querer divino. Por eso cada uno podrΓ‘ examinarse con provecho a sΓ­ mismo para descubrir lo que en la propia vida y comportamiento se opone a su condiciΓ³n de hijo de Dios y hermano de su prΓ³jimo.

Para cumplir los mandamientos de la ley de Dios, logrando vencer asΓ­ las inclinaciones al mal, contamos con la ayuda de la oraciΓ³n. Acudid, pues, al SeΓ±or con confianza, sabiendo que El estΓ‘ especialmente cerca de vosotros. EnseΓ±ad tambiΓ©n a vuestros hijos a dirigirse aΒ Γ‘andeyara –nuestro Padre Dios– con las oraciones sencillas que desde la tierna edad habΓ©is aprendido: sobre todo, con el Padrenuestro, la oraciΓ³n que el mismo JesΓΊs nos enseΓ±Γ³ (cfΒ MtΒ 6, 9-13).Β Invocad con frecuencia aΒ Tupasý –la Virgen SantΓ­sima–, Madre de JesΓΊs y Madre nuestra, rezando el AvemarΓ­a, que tanto le agrada; Ella os animarΓ‘ a hacer la voluntad de su divino Hijo observando la santa ley de Dios.

Los sacramentos son la fuente de la gracia divina de donde recibirΓ©is las fuerzasΒ para superar las debilidades propias de la condiciΓ³n humana. El SeΓ±or en su bondad ha previsto estos auxilios para socorrernos en cada etapa de nuestro peregrinar terreno. En efecto, elΒ bautismoΒ nos regenera como hijos de Dios y nos incorpora a la Iglesia. En laΒ EucaristΓ­a, Cristo se ofrece al Padre por la salvaciΓ³n del mundo y se nos da como alimento de vida eterna (cf.Β JnΒ 6, 51).Β  A travΓ©s delΒ sacramento de la reconciliaciΓ³n, JesΓΊs, al igual que el Buen Pastor, busca la oveja perdida (cfΒ LcΒ 15, 4-7), va al encuentro del pecador para sanarlo de sus heridas, esto es, de sus faltas, por medio de la absoluciΓ³n del sacerdote.

La uniΓ³n entre el hombre y la mujer la ha santificado Cristo con el sacramento delΒ matrimonio. En Γ©l, los esposos se unen indisolublemente para constituir una comunidad de vida y amor (cf.Β Gaudium et spes, 48)Β  y dar origen a una familia. En su seno nacen los hijos, fruto del amor de los padres, que cumplen la voluntad de Dios y colaboran de este modo con su poder creador. Este sacramento os da la gracia necesaria para acrecentar el amor, guardar la fidelidad y educar a vuestros hijos para que sean hombres honrados y buenos cristianos. Conscientes de la dignidad del matrimonio y de la familia, debΓ©is rechazar aquellos modos de comportamiento que se oponen a las enseΓ±anzas de Cristo y a la verdadera felicidad conyugal.

4. El conjunto de estas verdades de la doctrina cristiana sobre la oraciΓ³n y los sacramentos se adquiere y se profundiza en la catequesis. Por esto, os pido queridos hermanos indΓ­genas, que dediquΓ©is todo vuestro empeΓ±o a conocer mejor los fundamentos de vuestra fe catΓ³lica participando asiduamente en los grupos de catequesis y meditando las enseΓ±anzas de JesΓΊs en el Evangelio.

La evangelizaciΓ³n de vuestras comunidades alcanzarΓ‘ su plena madurez cuando tengΓ‘is muchos sacerdotes surgidos de vuestras mismas familias. No dejΓ©is, pues, de rezar para que el SeΓ±or llame a muchos de vuestros hijos y hijas al sacerdocio y a la vida religiosa. No dejΓ©is de animar a los jΓ³venes a que escuchen la llamada de Dios y dediquen su vida al servicio de Dios entre sus hermanos.

Cristo es β€œla luz verdadera que ilumina a todo hombre” (JnΒ 1, 9).Β  La fe cristiana que habΓ©is recibido en el bautismo es estaΒ luz que ilumina vuestras vidas y guΓ­a vuestras comunidades.

La fe, que si es genuina, ha de irΒ impregnando cada vez mΓ‘s los autΓ©nticos valores tradicionales,Β que se han forjado con el paso de los siglos y que constituyen el alma de vuestras culturas; pues la fe en Jesucristo es tambiΓ©n β€œun elemento decisivo para aquel proceso civil y humano que tanta importancia reviste para la existencia y el desarrollo de cada naciΓ³n y de cada Estado” (Euntes in mundum, 5). En efecto, la Iglesia ha puesto siempre particular cuidado en expresar el mensaje cristiano con los conceptos y en la lengua de cada pueblo. En el Paraguay tenΓ©is, entre tantos, el ejemplo de Fray Luis BolaΓ±os, que tradujo al guaranΓ­ el Catecismo del Concilio de Lima de 1583. β€œLa Iglesia – ha recordado al respecto el Concilio Vaticano II – no disminuye el bien cultural de ningΓΊn pueblo; antes, al contrario, fomenta y asume, y al asumirlas, purifica, fortalece y eleva todas las capacidades y riquezas y costumbres de los pueblos en lo que tienen de bueno” (Lumen gentium, 13).

5. He oΓ­do de vosotros el testimonio de los grandes problemas que os afectan. Conozco las dificultades y sufrimientos que afrontaron vuestros padres en el pasado y tambiΓ©n los que encontrΓ‘is vosotros en la hora presente. En la vida de vuestras comunidades se dan frecuentemente situaciones de pobreza, de enfermedad, y incluso de olvido social. Sin embargo, de nada servirΓ­a que os abandonaseis al desΓ‘nimo. La fe debe llevaros pues, a asumir estas realidades con una nueva perspectiva. RecordadΒ el ejemplo de JesΓΊs, particularmente cercano a todo el que sufre: su vida de trabajo pobre y humilde, sus palabras de consuelo a los cansados y agobiados (cfΒ MtΒ 11, 28-30),Β  su aliento de esperanza a β€œlos que tienen hambre y sed de justicia” (IbΓ­d., 5, 6)Β y a β€œlos que buscan la paz” (IbΓ­d., 5, 9).

Vuestros deseos de promociΓ³n integral son justos. Ante todo, querΓ©is serΒ respetados como personas, y que sean reconocidos y tutelados vuestros derechos, tanto humanos como civiles. Conozco los graves problemas que os afectan; en particular lo que se refiere a tenencia de tierras y tΓ­tulos de propiedad. Por ello apelo al sentido de justicia y humanidad de todos los responsables para que se favorezca a los mΓ‘s desposeΓ­dos. Desde los comienzos de la evangelizaciΓ³n, en estas tierras, la Iglesia defendiΓ³ la libertad y la dignidad de los indΓ­genas, de cuyos derechos los misioneros fueron frecuentemente portavoces en contra de los abusos a que, a veces, vuestros antepasados se veΓ­an sometidos.

QuerΓ©is tambiΓ©n serΒ gestores del desarrolloΒ de vuestros pueblos, y pedΓ­s respeto a vuestras culturas, a las decisiones libres que tomΓ‘is. DeseΓ‘is al mismo tiempo una promociΓ³n, a nivel econΓ³mico y humano, que favorezca vuestro propio progreso, mediante unaΒ educaciΓ³n que sepa conjugar y integrar vuestros valores tradicionales con los adelantos del mundo de hoy. Por mi parte animo y seguirΓ© animando como Pastor de la Iglesia a toda la sociedad paraguaya para que continΓΊe la gran sΓ­ntesis intercultural realizada en AsunciΓ³n y en las tierras de los rΓ­os ParanΓ‘ y Uruguay desde hace cinco siglos, la cual fue un modelo para el mundo. Quiero tambiΓ©n hacer un llamado a la solidaridad (cf.Β Sollicitudo rei socialis, 40) a todos los paraguayos de buena voluntad para que, sin caer en la indiferencia egoΓ­sta, colaboren en la tarea de integrar a sus hermanos indΓ­genas en la comunidad nacional. Por ello, aliento los esfuerzos que se han realizado y se siguen haciendo para lograr esta deseada meta.

6. La Palabra de Dios que acabamos de escuchar, tomada de la Carta del ApΓ³stol San Pablo a los Romanos, nos decΓ­a: β€œAcogeos mutuamente como os acogiΓ³ Cristo para gloria de Dios” (RmΒ 15, 7).Β El ApΓ³stol nos invita aΒ acogernos mutuamente, aΒ ser comprensivosΒ unos con otros, a crear entre todos un clima de convivencia pacΓ­fica. En efecto, la paz es un gran valor para el hombre: Cristo resucitado saluda a sus discΓ­pulos dΓ‘ndoles la paz (cfΒ JnΒ 20, 19).Β Ella es un bien imprescindible para el desarrollo de vuestros pueblos. La violencia en cambio, no es el camino para la resoluciΓ³n de los problemas, pues ofende a Dios, a quien la sufre y a quien la practica.

Sin embargo, la exhortaciΓ³n del ApΓ³stol no es una invitaciΓ³n a la pasividad, sino al trabajo ordenado y continuo, orientado a superar las divisiones histΓ³ricas y culturales que, dentro y fuera de vuestras comunidades, puedan dificultar la convivencia y la paz.

No hay que olvidar, por otra parte, que lasΒ riquezas culturalesΒ que habΓ©is heredado de vuestros antepasadosΒ no pueden ser un motivo para que os cerrΓ©is β€œen un aislacionismo infructuoso”, (Puebla, 424)como seΓ±alaron los obispos latinoamericanos en Puebla. Respetando todos los valores culturales propios, tened siempre presente que la falta de β€œformas estructuradas de educaciΓ³n, de escritura y de ciertas destrezas y hΓ‘bitos mentales, son circunstancias que marginan y mantienen en situaciΓ³n de desventaja” (IbΓ­d., 1015).

7. β€œPor mi parte, –nos dice San Pablo en la Carta a los Romanos– estoy persuadido… de que tambiΓ©n vosotros estΓ‘is llenos de buenas disposiciones, henchidos de todo conocimiento y capacitados tambiΓ©n para amonestaros mutuamente” (RmΒ 15, 14).

En toda esta labor de evangelizaciΓ³n, que incluye tambiΓ©n una solicitud eficaz en favor de la promociΓ³n humana, es fundamental el trabajo de losΒ catequistas. Es el SeΓ±or quien, por intermedio de los obispos, los envΓ­a a vuestras comunidades para cooperar en la misiΓ³n que El confiΓ³ a su Iglesia de enseΓ±ar el Evangelio a todas las gentes (cf.Β MtΒ 28, 19-20).

Queridos catequistas: Seguid adelante con verdadera entrega y con generosidad y no os desanimΓ©is en esta encomiable labor. El SeΓ±or enciende y reaviva la fe en los corazones de quienes os escuchan, a travΓ©s del testimonio de vuestra vida cristiana, y de la enseΓ±anza sistemΓ‘tica y constante de la doctrina de JesΓΊs.

La tarea que realizΓ‘is es especialmente importante en aquellos lugares, donde por necesidad los fieles se ven privados de la presencia del sacerdote durante prolongados perΓ­odos de tiempo. Recae, entonces, fundamentalmente sobre vosotros la misiΓ³n de evangelizar, para lo cual necesitΓ‘is una preparaciΓ³n doctrinal adecuada y una sΓ³lida vida espiritual. Que la enseΓ±anza y difusiΓ³n de la doctrina de Cristo entre los indΓ­genas vaya tambiΓ©n acompaΓ±ada de vuestra preocupaciΓ³n por la promociΓ³n humana de estas comunidades. El ejemplo de vuestra caridad cristiana –manifestada en obras concretas en favor de esta promociΓ³n– serΓ‘ una manera eficaz de alentar en ellos la prΓ‘ctica de la fe, cuando vean en vuestras vidas un fiel reflejo de la doctrina que enseΓ±Γ‘is.

8. Deseo dirigir ahora mi palabra a los habitantes no indΓ­genas de esta tierra, muchos de ellos inmigrantes de Europa central. Es bien sabido que, con constancia y tenacidad admirables, vais cimentando unas bases econΓ³micas y un hogar acogedor para vuestras familias, a la vez que contribuΓ­s al progreso de esta naciΓ³n.

El hombre, desde el principio de la creaciΓ³n, ha sido puesto por Dios para someter la tierra y dominarla (cf.Β GnΒ 1, 28).Β  En las tareas agrΓ­colas, el hombre se siente especialmente colaborador con el Creador. En ellas se compenetra el trabajo del agricultor con el don de Dios, la tierra. Por eso, cuanto mΓ‘s se somete y se domina la tierra, tanto mΓ‘s el hombre debe acercarse a Aquel que le ha dado todos los bienes que ella contiene.

Es preciso pues que vuestros afanes no os lleven a olvidaros de las obligaciones de todo cristiano para con nuestro Padre Dios. Celebrad el domingo, dΓ­a del SeΓ±or, cumpliendo el precepto dominical. No descuidΓ©is la educaciΓ³n cristiana de vuestros hijos, dedicΓ‘ndole todo el tiempo necesario, igual que a los demΓ‘s aspectos de su formaciΓ³n.

El trabajo agropecuario trae emparejados hΓ‘bitos y costumbres de gran valor humano: fomenta la solidaridad con los mΓ‘s necesitados, inclina los Γ‘nimos a compartir los bienes y es fuente de amistad, de amor familiar y de paz. Al mismo tiempo os impulsa a vencer el aislamiento y a entrar en amistosa y cada vez mΓ‘s estrecha comunicaciΓ³n con los hermanos indΓ­genas.

En vuestro conocido ahΓ­nco por mejorar las condiciones de vida de estos pueblos, no deja de ser valiosa la relaciΓ³n con los cristianos no catΓ³licos que trabajan en estas tierras. A ellos quiero dirigir tambiΓ©n mi saludo y mi palabra. Como recordΓ© en mi ΓΊltima EncΓ­clica, la obligaciΓ³n de empeΓ±arse por el desarrollo de los pueblos es un deber para todos y cada uno de los hombres y mujeres, β€œen particular para la Iglesia CatΓ³lica y para las otras Iglesias o comunidades eclesiales, con las que estamos plenamente dispuestos a colaborar en este campo” (Sollicitudo rei socialis, 32). Espero que esta cooperaciΓ³n se acreciente y sea cada dΓ­a mΓ‘s fructΓ­fera en este paΓ­s.

PohayhΓΊ che corazΓΆ mbytetΓ©guivΓ© cbe hermano kuΓ©ra. Aikua β€˜Γ‘ pende kaneΓ³; aΓ±andΓΊ pendΓ© angatΓ‘; aimΓ© penendivΓ©. Γ‘andajara pendΓ© rayhΓΊ; Te pendΓ© rovasΓ‘. Ta pendΓ© membaretΓ©. Pe joajΓΊ, peiko poravΓ© haguΓ‘. Pejoayhuke Γ‘andejara Jesucristo OipotahΓ‘icha.

(Les amo de todo corazón, queridos hermanos. Conozco sus fatigas; siento sus quebrantos; estoy con ustedes. Dios les quiere; El les bendiga. les dé fuerzas. Únanse para que puedan vivir mejor. Ámense los unos a los otros como Jesucristo lo quiere).

9. Queridos hermanos: Con profunda alegrΓ­a he estado hoy con vosotros. Al terminar este encuentro, que tiene lugar durante un AΓ±o Mariano,Β dirijamos nuestra mirada hacia β€œTupasý”, hacia MarΓ­a, Madre de Dios y Madre nuestra:

– a Ella, que alaba al SeΓ±or porque derrama su misericordia de generaciΓ³n en generaciΓ³n y – desplegando la fuerza de su brazo – ensalza a los humildes; (cfΒ LcΒ 1, 46-55)

– a Ella, que es la Causa de nuestra alegrΓ­a, el Consuelo de los afligidos, el Auxilio de los cristianos;

– a Ella acudimos para que β€œel Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del EspΓ­ritu Santo” (RmΒ 15, 13).

AsΓ­ sea.

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Vicariato ApostΓ³lico del Chaco celebra 75 aΓ±os de creaciΓ³n canΓ³nica

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El viernes 10 y sΓ‘bado 11 de marzo, en la ciudad de Fuerte Olimpo – capital del Alto Paraguay, el Vicariato ApostΓ³lico del Chaco estarΓ‘ celebrando los 75 aΓ±os de la creaciΓ³n canΓ³nica. El VACH es una de las tres jurisdicciones pastorales que existen en el Chaco Paraguayo. Abarca todo el Dpto. del Alto Paraguay y el Distrito de Puesto Pinasco en Pdte. Hayes. Anteriormente correspondΓ­a a la DiΓ³cesis de ConcepciΓ³n y el cuidado espiritual fue encomendado desde sus inicios a los misioneros salesianos. Es una culminaciΓ³n de 3 aΓ±osΒ  de preparaciΓ³n de esta fiesta. AsΓ­ explicΓ³ el Mons. Gabriel Escobar, quien es el 5to. Obispo del Vicariato.

Se destaca la presencia del Cardenal Mons. Adalberto MartΓ­nez Flores, que estarΓ‘ presidiendo la Santa Misa del SΓ‘bado 11 de Marzo a las 10hs. Compartimos la entrevista con el Mons. Garbiel Escobar.

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